Por
Rosana Garcia Torrelles para Ser Azul Revista de Edición Digital.
“Antes
de nacer, el alma del hombre habito el mundo de las ideas, donde las conoció en
su plenitud y pureza.
Al
nacer en a este mundo, atraviesa el Leteo, el río del Olvido, y el conocimiento
de esas las ideas se olvida, pero si bien queda latente, y por determinadas
situaciones de las cosas sensibles afloran, solo se va recordando más o menos
borrosamente, por lo tanto aprender no es más que recordar.”
Platón (427-347 a. C.), el filósofo
griego seguidor de Sócrates, intenta con este relato, explicar la existencia
eterna del alma.
El alma es la energía
inmortal del ser, es la esencia purísima que guarda la información Akáshika de lo
que es, fue y será.
Si bien el alma, viene a
este plano dotada de un sublime innatismo, requiere siempre de más experiencias
para su aprendizaje dentro del proceso evolutivo total, para ello, de construye
un vehículo o cuerpo físico.
Entonces, se arma una vida
finita y experimental, con un objetivo determinado llamado “misión” y todas las
potencialidades para realizarlo.
Si bien, el innatismo trae
el conocimiento taxativo en cada ser, aflorarlo conscientemente será un camino
empírico individual a transitar que se iniciara a cada paso. Para algunos será
evidente, para otros, esta misión más o menos puede ser develada de acuerdo a
su búsqueda en dicha la encarnación.
Pero esta tarea es una más
dentro de la MISIÓN general del alma del ser, que constituye a su vez el gran
Plan Cósmico Universal. Y esta MISIÓN que esta resguardada en la Mente del Creador, no será revelada tan fácilmente.
Tal como lo dice El
Kybalión: “El verdadero significado de la vida no es conocido por el hombre en
este plano”.
¿Que determina el comienzo y
el fin de la experiencia terrenal?
Dado que el Padre-Madre creo una existencia de la nada, y aisló su
creación de la esencia misma, para que experimente evolución partiendo desde el
estadío más bajo. La vida comienza con
la primera inhalación, por tanto, culmina con la última exhalación.
A consecuencia, el alma ingresa en el cuerpo en la primera respiración y sale en la ultima bocanada de aire.
A consecuencia, el alma ingresa en el cuerpo en la primera respiración y sale en la ultima bocanada de aire.
Cuando el cuerpo físico
muere, no importa el peso de las experiencias, el objetivo siempre estará
cumplido. Pues, no afecta la cantidad de tiempo-espacio, que el alma haya
estado en el plano material, siempre el
alma abandona un cuerpo en la tierra, con su misión cumplida.
En tanto que, al morir se ha
llegado al final de ese camino de vida, y en la que; si o si, se ha cumplido
esa pequeña gran misión.
Y entonces, comienza el sublime
proceso de ascensión.
Es decir, al nacer el alma
desciende desde su existencia pre-corporal hasta un nivel muy denso en el que automáticamente
se abre un camino ascendente (misión) que conduce directamente al Creador.
En el descenso para
encarnar, el alma va atravesando los distintos planos de existencia, en los cuales va adquiriendo los
distintos cuerpos para habitarlos, a saber, el cuerpo mental para el plano
mental, el cuerpo emocional para el plano emocional, hasta que se ajusta dentro
de un cuerpo terrenal denso para vivir en el plano físico. Pero siempre tiene
cerca el camino a esa escalera que conecta los otros mundos y con su doble en
ellos.
En el momento de la fecundación,
en la mujer, se produce un espacio biológico lleno de virtudes, para que el
alma que necesita encarnar pueda desarrollarse.
Allí, la masa germinal de
vida, va construyéndose un cuerpo en base a los elementos básicos del planeta:
aire, agua, tierra y fuego, por lo tanto en ese periodo donde se está edificando
un ser humano existe vida del tipo elemental.
En este proceso, de vida
intrauterina, el organismo de la criatura recibe continuamente, hasta terminar
la organización, los elementos substanciales cada vez más sublimes, en concordancia al tipo refinamiento que va alcanzando
la materia del ser humano que se está modelando.
Por lo tanto, no existe la
posibilidad de que en el cuerpo de una mujer mientras este gestando coexistan dos
o más almas.
Namasté,
mi alma saluda a tu alma.
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