jueves, 26 de junio de 2014

Registros Akashikos. ¿Cuándo el alma entra en el cuerpo?

Por Rosana Garcia Torrelles para Ser Azul Revista de Edición Digital.

“Antes de nacer, el alma del hombre habito el mundo de las ideas, donde las conoció en su plenitud y pureza.
Al nacer en a este mundo, atraviesa el Leteo, el río del Olvido, y el conocimiento de esas las ideas se olvida, pero si bien queda latente, y por determinadas situaciones de las cosas sensibles afloran, solo se va recordando más o menos borrosamente, por lo tanto aprender no es más que recordar.”

Platón (427-347 a. C.), el filósofo griego seguidor de Sócrates, intenta con este relato, explicar la existencia eterna del alma.
El alma es la energía inmortal del ser, es la esencia purísima que guarda la información Akáshika de lo que es, fue y será.

Si bien el alma, viene a este plano dotada de un sublime innatismo, requiere siempre de más experiencias para su aprendizaje dentro del proceso evolutivo total, para ello, de construye un vehículo o cuerpo físico.

Entonces, se arma una vida finita y experimental, con un objetivo determinado llamado “misión” y todas las potencialidades para realizarlo.

Si bien, el innatismo trae el conocimiento taxativo en cada ser, aflorarlo conscientemente será un camino empírico individual a transitar que se iniciara a cada paso. Para algunos será evidente, para otros, esta misión más o menos puede ser develada de acuerdo a su búsqueda en dicha la encarnación.
Pero esta tarea es una más dentro de la MISIÓN general del alma del ser, que constituye a su vez el gran Plan Cósmico Universal. Y esta MISIÓN que esta resguardada en la Mente del Creador, no será revelada tan fácilmente.
Tal como lo dice El Kybalión: “El verdadero significado de la vida no es conocido por el hombre en este plano”.

¿Que determina el comienzo y el fin de la experiencia terrenal?

Dado que el Padre-Madre  creo una existencia de la nada, y aisló su creación de la esencia misma, para que experimente evolución partiendo desde el estadío más bajo. La vida comienza con la primera inhalación, por tanto, culmina con la última exhalación.
A consecuencia, el alma ingresa en el cuerpo en la primera respiración y sale en la ultima bocanada de aire. 

Cuando el cuerpo físico muere, no importa el peso de las experiencias, el objetivo siempre estará cumplido. Pues, no afecta la cantidad de tiempo-espacio, que el alma haya estado en el plano material, siempre  el alma abandona un cuerpo en la tierra, con su misión cumplida.
En tanto que, al morir se ha llegado al final de ese camino de vida, y en la que; si o si, se ha cumplido esa pequeña gran misión.
Y entonces, comienza el sublime proceso de ascensión.

Es decir, al nacer el alma desciende desde su existencia pre-corporal hasta un nivel muy denso en el que automáticamente se abre un camino ascendente (misión) que conduce directamente al Creador.

En el descenso para encarnar, el alma va atravesando los distintos planos  de existencia, en los cuales va adquiriendo los distintos cuerpos para habitarlos, a saber, el cuerpo mental para el plano mental, el cuerpo emocional para el plano emocional, hasta que se ajusta dentro de un cuerpo terrenal denso para vivir en el plano físico. Pero siempre tiene cerca el camino a esa escalera que conecta los otros mundos y con su doble en ellos.

En el momento de la fecundación, en la mujer, se produce un espacio biológico lleno de virtudes, para que el alma que necesita encarnar pueda desarrollarse.
Allí, la masa germinal de vida, va construyéndose un cuerpo en base a los elementos básicos del planeta: aire, agua, tierra y fuego, por lo tanto en ese periodo donde se está edificando un ser humano existe vida del tipo elemental.

En este proceso, de vida intrauterina, el organismo de la criatura recibe continuamente, hasta terminar la organización, los elementos substanciales cada vez más sublimes,  en concordancia al tipo refinamiento que va alcanzando la materia del ser humano que se está modelando.

Por lo tanto, no existe la posibilidad de que en el cuerpo de una mujer mientras este gestando coexistan dos o más almas.

Namasté, mi alma saluda a tu alma.


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