Por
Rosana Garcia Torrelles
Kintsugi, es
el arte de reparar. Deviene de un vocablo en japonés que remite al arte tradicional
de restaurar cerámica mediante un barniz o adhesivo potente, rellenando sus
grietas con laca de oro o plata, o más frecuentemente rociándola con polvo de
oro. Es en síntesis, el oficio de la carpintería artesanal de reparar
cicatrices con oro.
Considerando que; en este
trabajo de reparado del objeto, el alma sigue siendo la misma, enaltecerlo lo
vuelve más importante, bello y meritorio, por que cuenta una historia donde
alguna vez fue dañado, y el hecho de haberse roto no es una carga, muy por el
contrario, lo torna más noble.
La finalidad es. hacer
renacer la cerámica en su espíritu y belleza, dándole un nuevo aliento.
Es un ejercicio filosófico donde
no se intenta esconder las imperfecciones ni defectos de un objeto, muy por el
contrario, se le pone énfasis en resaltar esas profundas grietas que han
quedado, y se las expone a modo de veneración en homenaje a su memoria.
Llevemos esta imagen al
terreno de lo humano, al mundo del contacto con los seres que amamos y que, a
veces, lastimamos o nos lastiman.
La
importancia del perdón
Entre los vínculos interpersonales,
a menudo ocurren grietas, agravios, ofensas, etc. que necesitan subsanarse y
resarcirse, la sabiduría para superarlos reside en el perdón.
Perdón en ejercicio es
perdonar al otro, perdonarse a sí mismo, por cocrear una situación donde el
otro es actor necesario para el propio aprendizaje.
Por lo tanto, practicar el
arte del Kintsugi, tiene la
importancia de remendar las grietas del corazón lastimado, cociéndolo firmemente
con amor e hilos de oro para que en su curación se pongan más fuertes que antes.
La victimización, el
reproche y la culpa, no caben dentro de esta enmienda.
Justipreciar la imperfección
de las relaciones es la virtud de reconocer la diversidad de criterios y
considerar que en su fragilidad el ser humano es errante por naturaleza, por lo
tanto, aplicar comprensión personal dentro del crecimiento colectivo, es
reconocer las propias grietas,
valorarlas, aprenderlas para no
repetirlas.
Esta digna capacidad de
enfrentarse y recuperarse de las adversidades y circunstancias traumáticas se
llama resiliencia.
Namasté,
mi alma saluda a tu alma.
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Rosana
Garcia Torrelles.
Analista de Sistemas
Maestra de Reiki Usui
Deeksha Giver Oneness
Practitioner de Flores de Bach
Facilitadora en Registros Akáshikos
Especialista en Astromedicina,
Numerología y Tarot.
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